Aún hablando el mismo idioma, nos damos cuenta que algunas palabras pueden tener distinto significado o bien según la frase que las incluya o el tono de voz que usemos para decirlas pueden modificar su sentido. Por esto necesitamos reflexionar muy bien antes de usar una palabra, al escribirla o al pronunciarla, pues nuestro interlocutor tiene muchas posibilidades de comprender de una manera muy diferente nuestro mensaje y esto puede interferir en nuestra comunicación.

Y por supuesto, lo mismo a la inversa… Si tenemos esto en cuenta, las posibilidades de comprender bien el mensaje antes de emitir un juicio apresurado, un comportamiento inadecuado o vivenciar una emoción desproporcionada, aumentan considerablemente.

Preguntemos antes de reaccionar, pensemos bien qué queremos transmitir y obtendremos comunicaciones de mejor calidad!!!